martes, 5 de mayo de 2015

Charles Darwin

Reconocido en su época como el “sabio de Down” o con el irónico “santo de la ciencia”, Darwin fue, sin lugar a dudas, un hombre muy particular. Un hombre que escribió 17 libros científicos y 155 artículos (Milner, 1995) en una obra que reunida equivale a 10.000 páginas impresas, producidas a pesar de su misteriosa enfermedad, que le agobió durante más de cuarenta años y que supo mantener a raya el tiempo suficiente, como para alcanzar a ver la influencia de su teoría en el mundo.
Por un lado, la historia de su vida puede dividirse en dos importantes períodos. El primero tiene que ver con la expedición que duró cinco años a bordo del Beagle. El predestinado médico, por seguir la herencia de su abuelo y su padre, abandonó tal profesión para convertirse en clérigo, pero antes de iniciar tal vocación le fue ofrecida la oportunidad de su vida para un joven apasionado por la observación y la naturaleza: viajar para descubrir y estudiar la naturaleza. Era un naturalista nato, en una época en que no existían como tal. El 27 de diciembre de 1831 emprendió como naturalista el viaje de cinco años a bordo del HMS Beagle al mando del capitán Robert FitzRoy, con tan sólo 24 años (sólo tres años mayor que Darwin). Juntos exploraron Suramérica, Australia, Tahití y Sudáfrica.